Bienvenid@s!

Bienvenid@s a mi lucha, espera, alegrías, lágrimas y esperanzas en mi deseo de ser madre.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Reloj, no marques las horas....

Si, lo sé, ando desconectada. Confieso que os leo y, aunque no os escriba por falta de tiempo  os llevo la cuenta casi a diario. Pero desde el móvil ni sé ni tengo paciencia para escribir y para sentarme ante el ordenador deben darse varias coincidencias: a) que no tenga sueño ni me duerme por los rincones b) que las niñas duerman a pierna suelta c) que el padre también duerma d) todo lo anterior.  Como habreis adivinado, la opción correcta es la d)   ;)

Cuando mi marido, por fin, empezó su excedencia recuerdo que estaba derrotada. Para mi suponía un enorme estrés, que vino acompañado de una terrible sensación de responsabilidad, incredulidad ante lo que estaba viviendo y sentimiento de culpa por no poder atender a mis dos princesas como creía que ellas se merecían. Los días desaparecieron para mi, me daba igual que fuera de día o de noche, me dedicaba exclusivamente a preparar biberones cada tres horas, cambiar pañales, poner lavadoras y, la media hora que "tenia libre" la dedicaba a lavar biberones.....y antes de que se secaran ya escuchaba un llanto de alguna de las peques reclamando mi presencia.

Si, hubo noches que llegaba mi marido a la una y media de la mañana del trabajo y me encontraba en el sofá, con una junto a mi llorando y a la otra en brazos dándole el bibi, ...y yo llorando como una magdalena, diciendole que no podía, que era una mala madre porque no llegaba a todo. Ahora sé que me ponía metas muy altas, me exigía demasiado tanto como en mi vida privada, o las hormonas postparto me la jugaron. 

Yo quería dar biberones a la vez, acunar a la vez, dormir a la vez, y eso es materialmente imposible, y tenía que ir "aprendiendo" trucos para que mis reinas no se sintieran solas. Ponía, por ejemplo, a una de las peques en una de las hamacas ( a la que estaba mas tranquila ) hasta que se dormía sola, ya la nerviosa conmigo detrás en el sofá en brazos, así a la que no cogía no me veía. O descuadraba los biberones para darlos escalonados, o los daba  la vez a dos manos..... haciendo malabares. ¿Para que? Para dejar de sentir ese sentimiento de culpa que me invadía cada vez que las dos lloraban, por tener que coger y calmar a una si y a la otra no, o por no coger a ninguna para que se vieran en igualdad. Hiciera lo que hiciera me sentía mala madre, porque una lloraba pidiendo brazos y yo no podía darselos. Llegó un momento en el que dejé de sentirme madre: era solo una persona con coleta y bata que daba biberones, cambiaba pañales y acunaba, a la vez que tenía un terrible remordimiento por ver como no disfrutaba de sus hijas, que no tenía tiempo de pasar las horas con ellas en brazos maravillada de ver simplemente como dormía porque tenía a la hermana llorando por lo mismo y...como no se lo voy a dar a ella también?

A todo eso hay que sumarle las pocas fuerzas que tenía tras el parto, y que simplemente dejé de dormir para dar bibis, por lo que mi estrés aumentaba a pasos agigantados. Recuerdo momentos como el de estar sentada en el sofá, decirle a mi marido " voy a mirar el tiempo para mañana" coger el movil y antes de tocar la tecla quedarme dormida....en ese corto espacio de ....1 seg??? madre mia!! y claro, mi marido partirse mientras me miraba con ojos de pobrecita mia.

Pero llegaron los dias de excedencia, y todo cambió. Me dije que iba a aprovechar que ya estaba el en casa para hacer una limpieza profunda en casa, para arreglar mi armario, mis cosas,.....voy a hacer tal y cual........pero nada de eso. Llegado el momento qué hacer: salir con mis hijas y marido de paseo o arreglar la alacena de la cocina? Dormir a una de mis hijas en mis brazos o ponerme a hacer limpieza de papeles? Obviamente, las primeras opciones son las correctas en este caso.

Decidí aprovechar para disfrutar de mis hijas y mi nueva familia. Me da igual que el trastero sea una leonera porque me maravillo de ver como María se maravilla de descubrir que tiene una mano...que se mueve!!guauuuu!!! Me da igual que mi coche tenga mas polvo dentro y fuera que el desierto del Sahara, porque mejor derretirme cuando Alicia "habla" conmigo y arreglamos el mundo entre "auuuu ayyyy joooo uhhhhhhh"

Un excedencia para vivir, para disfrutar de ellas, de estos días que se nos están pasando como chasquidos de dedos. Tan rápido que ya tengo guardada ropa que les quedó pequeña, que ya quitamos la minicuna y ahora duermen en una cuna, aún juntas, pero que sé que dentro de nada no cabrán.

Que me da un pellizquito en el corazón cada vez que pienso que no volveré a experimentar un embarazo, a sentir pura vida en mi vientre, que no volveré a ser madre de bebés, ni pasear carros con capazos, peleles talla 0 o patucos de lazos, porque fui y soy tan feliz que los dias se me hacen segundos y las semanas apenas horas. Sentirme culpable de pensar eso, sabiendo que hay quien no tendrá la suerte de vivirlo, sentirme aún extraña por sentir "coraje" al ver a una embarazada, y sentirme como la mas feliz y orgullosa del mundo mundial cuando salgo con mis niñas de paseo y la gente nos para para verlas y decirnos lo guapas y simpáticas que son. Que contradicción de sentimientos, pero que verdaderos cada uno de ellos!


La sonrisa de María
La sonrisa de Alicia